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Cuidemos este son / José Luis Tejada ; Edición de Maruja Romero

Por: Editor: España : Renacimiento , 1997Edición: 1° EdDescripción: 131 páginas ; 22 cmTipo de contenido:
  • texto
Tipo de medio:
  • no mediado
Tipo de soporte:
  • volumen
ISBN:
  • 8489371245
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 861 T2354c 1997
Contenidos:
Jose Luis Tejada: Poeta de registros variadisimos, se da a conocer, antes de publicar, en lecturas y recitales. Su primer libro "Para andar conmigo" se publico cuando el poeta tenia 35 años. CUIDEMOS ESTE SON Si escribir es llorar, ¿que no es el cante en este sur del sur tanto y tan puro? Llanto preciosamente vertido contra el muro de una agria realidad densa y flagrante. Hombres, hembras del pueblo, pueblo amante y como tal dolido de por muerte, debil el cuerpo, la palabra inerte, ciñen su aullido alrededor del mundo. Corazon hacia atras, tiempo adelante, sajan el surco mas y mas profundo donde enterrarse y germinar en vida. Una imposible voz, esto es el cante. Una fistula en flor, tal es su herida. Vayan saliendo, recogiendo y yendo con su silbo a otra parte los tenores, la mujer con sus rosas y el niño por su ombligo, que no es esta ocasion para menores. No es la musica aqui, de ella no entiendo. Del verbo en pie, de sus grandezas digo. Id plegando las flores y engendrando un candil como testigo. Raza de estaño y de salitres, hijos de la vid, de la red y los trigales. Arcangeles ayunos, sementales de las minas del sol y sus cortijos. Poned la voz, la voz sin aire, vuestra, en el limbo lunar de la guitarra donde tiembla la gota final de la agonia. Alzadla como muestra, aupadla en esa garra con que adolece abril y espora el dia. Extended la bandera, esparto y pana, mastil carcomido, de la palabra soledad, tan pura... Sacadla pronto afuera, columpiadla en la altura y un chamariz vendra a platar su nido en derredor de tanta arboladura. La azada en que la tierra se aquerencia, el bucaro sudando junto al trillo, la faja negra o roja y la venencia, la gubia, la zaranda y el martillo, mentores vuestros son y os adoctrinan. La noria, el bieldo, el grillo, os dan la misma sal que ellos trasminan. Y asi se os va la voz, sin voz apenas: surtidor del fandango y sus redores, martinete de arena, debla mortal, serrana en estertores, aullido funeral por Caragena, saeta vertical, tiento entre flores. Señora solea, lebrillo inmenso donde heñir a puñadas las bascas del destino, dolido polo intenso, malagueña ancestral del mejor vino. Rezo pagano de la gañania, la punta del jipio en un lucero, pañal de la alegria. Alborea, sangrienta epifania, inocente blasfemia del minero. Siguiriya real, silencio puro que al bordon condecora de lilas dentelladas, bucolico verdial, taranto oscuro, cantiñas musitadas... Horma infinita del dolor sonoro escalando las gradas del mar a contravuelo y clavando en su lomo una palmera. No existiera el metal y aun seriais oro, no hubiera Dios y fuerais Dios del cielo, no fuera amor y en vos amor ya fuera. Mariposa de niquel, panadera sin mas que afrecho, fuego y levadura. Olivo sin raiz, pero con zumos. Pausa de estruendo y clara torrentera, vilano de hermosura, horizonte con dardos y con grumos. ¿Que sin la mañania, sin la untura de ti, sin tus ribazos, del niño eterno y pueblo, que seria? ¿Que del pobre andaluz sin tus abrazos? Ven, pues, eucaristia comunal, clandestina y enconada, sabor de malvasia, coz de yegua preñada... Ven y recuerdanos cuanto tenemos que olvidar con tu ayuda, no te nos hagas mas la sordomuda, dejanos ya los ramos y los remos. Pastor o viñador que en ti se abrevan, gitano que en ti muerde, mariscador que en tu verdor se pierde, arrumbador, carrero que te llevan, nunca podran morir ni ser esclavos. Tu estrella los arropa y los rescata, los conjuran tus trenos. Mas que los toros nobles y aun mas bravos, la misma espada tuya que los tunde y los mata los hace mas hermanos y mas buenos. Nunca te apagues, manantial de cobre, lagrima inenjugable y rumorosa, himno agujereado por mil puntas de lanza. En ti encuentre el varon dolido y pobre la materia diaria y generosa para la rebelion y la esperanza.
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Jose Luis Tejada: Poeta de registros variadisimos, se da a conocer, antes de publicar, en lecturas y recitales. Su primer libro "Para andar conmigo" se publico cuando el poeta tenia 35 años. CUIDEMOS ESTE SON Si escribir es llorar, ¿que no es el cante en este sur del sur tanto y tan puro? Llanto preciosamente vertido contra el muro de una agria realidad densa y flagrante. Hombres, hembras del pueblo, pueblo amante y como tal dolido de por muerte, debil el cuerpo, la palabra inerte, ciñen su aullido alrededor del mundo. Corazon hacia atras, tiempo adelante, sajan el surco mas y mas profundo donde enterrarse y germinar en vida. Una imposible voz, esto es el cante. Una fistula en flor, tal es su herida. Vayan saliendo, recogiendo y yendo con su silbo a otra parte los tenores, la mujer con sus rosas y el niño por su ombligo, que no es esta ocasion para menores. No es la musica aqui, de ella no entiendo. Del verbo en pie, de sus grandezas digo. Id plegando las flores y engendrando un candil como testigo. Raza de estaño y de salitres, hijos de la vid, de la red y los trigales. Arcangeles ayunos, sementales de las minas del sol y sus cortijos. Poned la voz, la voz sin aire, vuestra, en el limbo lunar de la guitarra donde tiembla la gota final de la agonia. Alzadla como muestra, aupadla en esa garra con que adolece abril y espora el dia. Extended la bandera, esparto y pana, mastil carcomido, de la palabra soledad, tan pura... Sacadla pronto afuera, columpiadla en la altura y un chamariz vendra a platar su nido en derredor de tanta arboladura. La azada en que la tierra se aquerencia, el bucaro sudando junto al trillo, la faja negra o roja y la venencia, la gubia, la zaranda y el martillo, mentores vuestros son y os adoctrinan. La noria, el bieldo, el grillo, os dan la misma sal que ellos trasminan. Y asi se os va la voz, sin voz apenas: surtidor del fandango y sus redores, martinete de arena, debla mortal, serrana en estertores, aullido funeral por Caragena, saeta vertical, tiento entre flores. Señora solea, lebrillo inmenso donde heñir a puñadas las bascas del destino, dolido polo intenso, malagueña ancestral del mejor vino. Rezo pagano de la gañania, la punta del jipio en un lucero, pañal de la alegria. Alborea, sangrienta epifania, inocente blasfemia del minero. Siguiriya real, silencio puro que al bordon condecora de lilas dentelladas, bucolico verdial, taranto oscuro, cantiñas musitadas... Horma infinita del dolor sonoro escalando las gradas del mar a contravuelo y clavando en su lomo una palmera. No existiera el metal y aun seriais oro, no hubiera Dios y fuerais Dios del cielo, no fuera amor y en vos amor ya fuera. Mariposa de niquel, panadera sin mas que afrecho, fuego y levadura. Olivo sin raiz, pero con zumos. Pausa de estruendo y clara torrentera, vilano de hermosura, horizonte con dardos y con grumos. ¿Que sin la mañania, sin la untura de ti, sin tus ribazos, del niño eterno y pueblo, que seria? ¿Que del pobre andaluz sin tus abrazos? Ven, pues, eucaristia comunal, clandestina y enconada, sabor de malvasia, coz de yegua preñada... Ven y recuerdanos cuanto tenemos que olvidar con tu ayuda, no te nos hagas mas la sordomuda, dejanos ya los ramos y los remos. Pastor o viñador que en ti se abrevan, gitano que en ti muerde, mariscador que en tu verdor se pierde, arrumbador, carrero que te llevan, nunca podran morir ni ser esclavos. Tu estrella los arropa y los rescata, los conjuran tus trenos. Mas que los toros nobles y aun mas bravos, la misma espada tuya que los tunde y los mata los hace mas hermanos y mas buenos. Nunca te apagues, manantial de cobre, lagrima inenjugable y rumorosa, himno agujereado por mil puntas de lanza. En ti encuentre el varon dolido y pobre la materia diaria y generosa para la rebelion y la esperanza.

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