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La llamada de la selva / Jack London

Por: Series Clasicos juvenilesEditor: España : M.E. Editores , 1994Edición: 1° EdDescripción: 204 páginas ; 19 cmTipo de contenido:
  • texto
Tipo de medio:
  • no mediado
Tipo de soporte:
  • volumen
ISBN:
  • 8449501156
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 863 L8461 1994
Contenidos:
Buck no leia los periodicos, de lo contrario habria sabido que una amenaza se cernia no solo sobre el, sino sobre cualquier otro perro de la costa, entre Puget Sound y San Diego, con fuerte musculatura y largo y abrigado pelaje. Porque a tientas, en la oscuridad del Artico, unos hombres habian encontrado un metal amarillo y, debido a que las compañias navieras y de transporte propagaron el hallazgo, miles de otros hombres se lanzaban hacia el norte. Estos hombres necesitaban perros, y los querian recios, con una fuerte musculatura que los hiciera resistentes al trabajo duro y un pelo abundante que los protegiera del frio. Buck vivia en una extensa propiedad del soleado valle de Santa Clara, conocida como la finca del juez Miller. La casa estaba apartada de la carretera, semioculta entre los arboles a traves de los cuales se podia vislumbrar la ancha y fresca galeria que la rodeaba por los cuatro costados. Se llegaba a ella por senderos de grava que serpenteaban entre amplios espacios cubiertos de cesped y bajo las ramas entrelazadas de altos alamos. En la parte trasera las cosas adquirian proporciones todavia mas vastas que en la delantera. Habia espaciosas caballerizas atendidas por una docena de cuidadores y mozos de cuadra, hileras de casitas con su enredadera para el personal, una larga y ordenada fila de letrinas, extensas pergolas emparradas, verdes prados, huertos y bancales de fresas y frambuesas. Habia tambien una bomba para -el pozo artesiano y un gran estanque de hormigon donde los chicos del juez Miller se daban un chapuzon por las mañanas y aliviaban el calor en las tardes de verano. Sobre aquellos amplios dominios reinaba Buck. Alli habia nacido y alli habia vivido los cuatro años de su existencia. Es verdad que habia otros perros, pero no contaban. Iban y venian, se instalaban en las espaciosas perreras o moraban discretam...
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Libro Libro Sede Santo Domingo Sala general Col General 863 L8461 1994 (Navegar estantería(Abre debajo)) Ej.1 Disponible SDO027011
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863 L599 2011 Paradiso / 863 L8461 1983 El vagabundo de las estrellas / 863 L8461 1983 El vagabundo de las estrellas / 863 L8461 1994 La llamada de la selva / 863 L9418 2009 El clérigo malvado y otros relatos / 863 M1191x 2019 Cuentos reunidos / 863 M1191x 2019 Cuentos reunidos /

Buck no leia los periodicos, de lo contrario habria sabido que una amenaza se cernia no solo sobre el, sino sobre cualquier otro perro de la costa, entre Puget Sound y San Diego, con fuerte musculatura y largo y abrigado pelaje. Porque a tientas, en la oscuridad del Artico, unos hombres habian encontrado un metal amarillo y, debido a que las compañias navieras y de transporte propagaron el hallazgo, miles de otros hombres se lanzaban hacia el norte. Estos hombres necesitaban perros, y los querian recios, con una fuerte musculatura que los hiciera resistentes al trabajo duro y un pelo abundante que los protegiera del frio. Buck vivia en una extensa propiedad del soleado valle de Santa Clara, conocida como la finca del juez Miller. La casa estaba apartada de la carretera, semioculta entre los arboles a traves de los cuales se podia vislumbrar la ancha y fresca galeria que la rodeaba por los cuatro costados. Se llegaba a ella por senderos de grava que serpenteaban entre amplios espacios cubiertos de cesped y bajo las ramas entrelazadas de altos alamos. En la parte trasera las cosas adquirian proporciones todavia mas vastas que en la delantera. Habia espaciosas caballerizas atendidas por una docena de cuidadores y mozos de cuadra, hileras de casitas con su enredadera para el personal, una larga y ordenada fila de letrinas, extensas pergolas emparradas, verdes prados, huertos y bancales de fresas y frambuesas. Habia tambien una bomba para -el pozo artesiano y un gran estanque de hormigon donde los chicos del juez Miller se daban un chapuzon por las mañanas y aliviaban el calor en las tardes de verano. Sobre aquellos amplios dominios reinaba Buck. Alli habia nacido y alli habia vivido los cuatro años de su existencia. Es verdad que habia otros perros, pero no contaban. Iban y venian, se instalaban en las espaciosas perreras o moraban discretam...

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