TY - BOOK AU - Zuñiga,Luis TI - Rayo T2 - Letras Claves SN - 9789978627990 U1 - 863 PY - 2015/// CY - Ecuador PB - Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamin Carrion" KW - NOVELISTICA ESPAÑOLA N1 - Donacion de la Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamin Carrion". MEM-PR-091-2018; Como vengo del mundo del teatro, a veces me cuesta mucho disociar lo que leo, de las proyecciones teatrales imaginarias. Teniendo en cuenta que mi dominio de estructuras y estilo novelistico es muy pobre, he podido acercarme a esta novela desde la perspectiva de un lector comun que, como yo, solo puede leer e impresionarse con aquello que percibimos como carencia en nosotros y como presencia en el discurso imaginario. Esta presencia nos enseña por que los personajes de ficcion acometen tales o cuales acciones, y con ello nos muestran las fisuras que como individuos tenemos en nuestra existencia diaria. Es la magia de ese mundo en miniatura que llamamos novela, donde cabe un muro y caben sus grietas, lo cual no significa que en un muro quepa una novela. La imaginacion no trabaja en ambos sentidos con la misma intensidad. Siempre me llamaron la atencion los niveles que componen una novela y, en ella, los elementos que constituyen un heroe; es decir, las decisiones que un personaje comun debe tomar para que su vida adquiera una dimension ejemplar, aunque el no se lo haya propuesto. No creo que Hector, por ejemplo, haya pensado ser un heroe clasico en el momento que Aquiles sitiaba a su ciudad. No. Creo que sus preguntas eran tan hondamente humanas que cualquier ciudadano se las hubiese hecho; eran comunitarias en el sentido que Hector buscaba el bien para si, y, por ende, para el bien de sus conciudadanos. El no eligio ser sitiado, pero si podia elegir las respuestas que debia dar. De esa decision dependia la grandeza o pequeñez de sus actos. Supongo que Faustino Rayo tiene el temperamento de un heroe o de un antiheroe, porque en ningun momento intenta adulterar la circunstancia que le toco vivir. Si lo hubiese hecho, es decir, si hubiese creado estrategias para legitimar la traicion y el engaño, podia haber sido un personaje patetico, pero nunca heroico. Lo es, porque vive en una perturbacion que es trascendida, porque lleva sus preguntas hasta el final. No finge, no miente y esta dispuesto a todo. Ese estar dispuesto es, por lo general, el estado animico del heroe. Estos ejemplos de vida y muerte han forjado cierta moral entre los hombres, aunque en otros tiempos vemos a menudo una falta de heroicidad, quizas porque los actos de grandeza estan indefectible-mente ligados a una dimension etica que le da sentido frente a una comunidad. Por otro lado, Rayo no es un individuo tal como podemos ser nosotros. Lo obvio seria decir que es un personaje de una novela y nosotros no. Pero hay una razon mas profunda que nos distancia: Rayo es una energia, una fuerza inmersa en una trama que no eligio. Los motivos que lo llevan a hacer lo que hace no solo responden a un ser, sino a una accion. Por ello dudo que los celos lo hayan llevado a un asesinato, aunque la novela no lo niegue. Esta es una de las virtudes de este libro, que no pretende que los celos esten ausentes de la historia; al contrario, es uno de los elementos desencadenantes de la misma. Pero el enfasis en la escritura se desplaza desde el topico del hombre celoso hasta hacernos vivir la experiencia del desarraigo, la desolacion y la pena. Estos sentimientos se relacionan con los ce-los, pero en si no se identifican con ellos. Rayo se siente engañado porque la criatura que el creia pura es en realidad impura e indigna, pierde la noble imagen de la persona amada. Me refiero a aquella que guarda en su memoria, porque todo parece indicar que este personaje no ama a una mujer sino a un cumulo de virtudes supuestas, donde conviven un pasado feliz, un afecto generoso, una tierra que era su tierra y le contenia. Estos recuerdos dolorosos son la comarca donde yacen los restos del joven Rayo, porque aunque el no lo sepa, se murio antes de que la guardia de Garcia Moreno lo matara, porque esta es la condicion del exilio, la de morirse y resucitar o, tal vez, la de morir definitiva-mente junto a los afectos perdidos. Y vagar ya no en circulo sino en una simetria que supone el exilio definitivo. Otelo, de Shakespeare, es un moro y la sociedad veneciana se encarga de recordarselo a cada momento; tambien mata por celos. No facilmente celoso, responderia Otelo. Lo que no reconoce la sociedad veneciana es que Otelo es otro, es otra vivencia y otra manera de ser. Lejos de su contexto se siente inseguro; el pasado es una de las fuerzas invisibles que le pone un cuchillo entre las manos. Rayo es colombiano y tambien se encargan de recordarselo a cada momento, ya sea en forma de insulto o dudando de su capacidad para llevar a cabo una empresa revolucionaria. Es colombiano y se lo hacen sentir. Tambien el pasado atenta contra el, como el paraiso perdido al cual nunca podra retornar. La muerte actua como persistencia, como fuerza rectora y constante que lo lleva y lo trae de un sentimiento a otro. Por ello, esta no-vela nos invita a conocer lo inexistente; es decir, nos sugiere un pacto entre autor y lector, que consiste en hablar de algo que no podemos definir, puesto que no lo hemos vivido como experiencia, pero si sentir que esa tremenda obsesion —esa vastedad de seres y sucesos que pueblan una vida— no es otra cosa que la muerte incesante. Y empleo la palabra vastedad en el sentido que le da Baudelaire, como una reunion de contrarios en un momento de suprema intimidad y de inconmensurable grandeza. Por eso creo que en el momento en que Rayo mata a Garcia Moreno, el mundo desaparece. Y aunque para algunos sea un ajusticiamiento —o para otros un castigo divino, y para muchos sencillamente un asesinato—, para Faustino Rayo es un ajuste de cuentas consigo mismo, algo que oscuramente debia hacer para alejar una vida de sucesivos abandonos y alcanzar lo perdido; es decir, lo que nunca pudo poseer ni poseeria jamas. No necesita una justificacion para morir, puesto que los heroes tragicos estan dispuestos a todo. Necesita una justificacion para matar, porque alli se encuentra la inocencia que el victimario niega concederse. Solo asi los lectores podemos sentir compasion, porque tambien esta muy justificado en el deseo tan comun de matar todo aquello que nos degrada como seres humanos. Los que estamos en el mundo del teatro sabemos que no existe compasion sin sentimiento de terror, asi como no puede existir el personaje de Faustino Rayo sin el de Garcia Moreno. Este ultimo hace alarde de poder, no de sensualidad; sus artes amatorias son una prolongacion del ejercicio de gobierno que necesita manifestarse en todos los planos de la existencia. Su seduccion es desapasionada, distante; es una tecnica de posesion y dominio. Paradojicamente, tiene algo del villano original, aquel que se inscribe en nuestra tradicion como el mas villano de los villanos: Lucifer. Pero Garcia Moreno no llega a ser monstruosamente maligno, porque su maldad esta a flor de piel, lo cual no quiere decir que internamente sea bueno, sino contradictorio. Al contrario de Rayo, este se disfraza, miente; crea estrategias que a veces rayan con lo comico, como cuando pretexta un exilio politico, cuando en realidad estaba exiliandose de su mujer a la que no aguantaba. Estos hechos lo tornan humano, por lo tanto, vulnerable. ¿En donde radica el terror, entonces? En el poder. Es imposible marginar el poder sin su consecuente miedo. Miedo a ser fusilado, miedo a ser deportado, encarcelado. Todo atenta contra las personas, incluso el paisaje. El territorio del terror es un Quito sombrio, donde los personajes se mueven en la penumbra o amparados en la oscuridad de la noche. Nada es inanimado en esta region. Todo se complota para perseguir y aniquilar. El miedo se internaliza, opera desde el inconsciente de cada ciudadano; inventa mitos y alcanza su mas terrible faceta: la paranoia, que se instala en las relaciones entre el poder y el pueblo. Todos temen. Incluso Garcia Moreno teme ser castigado por sus crimenes. Nunca imagino que tambien lo seria por sus faltas teologicas, como don Juan —no tanto el de Moliere, sino el de Tirso de Molina—, que es castigado con el fuego del infierno por violar las costumbres piadosas, las reglas de hospitalidad y el santo sacramento del matrimonio. Claro que hay una distancia entre estos personajes, puesto que en Don Juan hay un sentimiento de desafio ante las leyes divinas, mientras que en Garcia Moreno prevalece un sentimiento de de-bilidad ante esas mismas leyes. Rayo mata a Garcia Moreno por motivos individuales, lo cual podria llamarse asesinato por venganza.; Pero el autor hace participar a otros personajes en el remate, los cuales actuan como un coro, cuyas motivaciones son otras, mas amplias, mas vastas. Por esto el castigo es completo, porque confluyen otros motivos. Nada debe quedar impune, ni lo que se le hace a un hombre ni los crimenes que se cometen contra un pais. El castigo legitima los crimenes politicos. No es este el caso del castigo infringido a Garcia Moreno, porque alli no solo esta Faustino Rayo, tambien estan los supuestos conspiradores, tambien esta la simbologia religiosa de los pecados, tambien esta la memoria del asesino y de la traicion a un ideal afectivo. La ultima imagen que ve Faustino Rayo es la de una mujer: Be-linda. Ella es la imagen que actua como simbolo en toda la novela; la que hace del heroe una accion, una conducta; la rectora del comportamiento del heroe, su perdicion y su ejemplo. La novela Rayo es un universo que tiene muchos espejos; someramente he pasado por uno de ellos. Solo me resta agradecer a Luis, por hacerme vivir la historia como ficcion, donde los hechos mas terribles pueden ser comprendidos sensiblemente, donde la imagen del poder embalsamado —perpetuandose mas alla de la vida—, es parte de la pesadilla que lo conforma, pero tambien el material artistico que tras un ejercicio de imaginacion nos devuelve la fe en la dignidad de todos nosotros; Todas las carreras ER -